Enlazamos el siguiente artículo
publicado ayer.
FUENTE: elpais.com
Interesante artículo que muestra
de manera somera como conviven eficiencia energética y negocios digamos
tradicionalmente reñidos con la ecología.
Al hilo de este artículo en ampliamos un poco reflexiones y un hecho sucedido en el FORO
INAUGURAL AURhEA (IFEMA).
Está claro que las apuestas
ecológicas, respeto por el medio ambiente, el uso de energías de origen
renovables, van calando poco a poco en la sociedad y se nos muestra la sociedad
alemana como un claro ejemplo de eficiencia.
Nadie duda que hoy por hoy, para
bien o para mal, Alemania marca el paso en Europa, un país con crecimiento
económico y un país donde según el artículo, es posible compatibilizar
beneficio económico “tradicional” y beneficio medioambiental (un 11% del PIB).
Es una lástima que en España no
se den las circunstancias y condiciones para que no seamos más eficientes si
cabe que Alemania, tenemos un clima privilegiado que favorece la producción
fotovoltaica y eólica y, en lugar de gestionarlo eficientemente, nuestros
gobiernos ceden a las presiones de las grandes compañías.
En la presentación del FORO
INAUGURAL AURhEA del pasado 19 de septiembre se produjo una situación curiosa.
En presencia de los representantes de la Administración (central y autonómica)
se abogaba por el cambio de políticas y mentalidad en torno a la edificación
para ir cambiando progresivamente el modelo establecido y virar hacia sistemas
más eficientes, y los últimos cambios legislativos y normativos así lo están
indicando, estos movimientos están perfectamente orquestados y algún día
hablaremos de ello con calma… pero a día de hoy, todo el sacrificio se carga
sobre las espaldas de los propietarios de inmuebles.
Los inmuebles consumen el 40% de
la energía y por ello son grandes contaminantes, estos datos son públicos y
ampliamente reconocidos, y sobre los propietarios recae el deber de
conservación y actualización de sus propiedades.
Se nos habló de que la mentalidad
española es “no hago nada hasta que no me obliguen o sancionen” (como está
pasando con el certificado energético), “no hago nada si no hay ayudas, subvenciones
o créditos interesantes” (circunstancias que tampoco se dan actualmente, aunque
habrá que estar atentos a marzo y un cambio importante que se espera para
comunidades de propietarios) y, sobre esa mentalidad se incidía que debía
trabajarse, y que la nueva legislación se estaba orientando hacia la
rehabilitación, reforma, intervención o actualización del parque inmobiliario
existente sobre la nueva construcción.
Y como ejemplo de mentalidad y
concienciación ciudadana se nos ponía el ejemplo alemán.
En un momento determinado se abre
una ronda de preguntas y tras una pregunta no muy significativa pidió la
palabra un señor entre el público asistente, con aspecto de alemán, marcado
acento y que efectivamente, confirmó ser alemán, viviendo a caballo entre
España y Alemania.
Este caballero con el que tuvimos
el placer de charlar unos minutos al final de la jornada se mostraba indignado
con el politiqueo y trabas que hay en España en torno a las energías
renovables, pero en su intervención argumentó inicialmente que en Alemania a la
población le es más fácil invertir en eficiencia energética, básicamente por un
mayor poder adquisitivo y mayores rentas per cápita, pero además, la tan
cacareada conciencia o mentalidad en Alemania se había grabado a fuego en la
última generación a base de ayudas, inversión, facilidades, información. El alemán
se siente orgulloso de su casa más eficiente, lo muestra, lo recomienda, lo
entiende como una mejora para él, para su familia y para su entorno, se
enorgullece y si un vecino tiene dos paneles fotovoltaicos, si puede él pondrá
cuatro. El Estado informa y cuando quiere dar a conocer una nueva política, una
nueva línea de ayudas, o una nueva Ley o Directiva Europea que deben cumplir sus
ciudadanos, los bombardea con información constante en los medios de
comunicación. Los bancos colaboran con estas políticas pues son beneficiarios
de un porcentaje estatal de estas políticas de tal forma que prácticamente solo
es necesario que un ciudadano, comunidad de propietarios o proyecto entre por
la puerta de la entidad bancaria para que los usuarios no tengan que
preocuparse por nada más, ya se ocupa de todo el banco, de gestionar la
financiación, las ayudas públicas y dar todas las opciones resueltas.
Seguramente no sea una situación
tan idílica, o tal vez sí, pero este señor se llevó la ovación cerrada de todos
los asistentes a la jornada.
De hecho un representante de la
administración trató de suavizar un poco las diferencias con respecto a “nuestro
amigo alemán” un tiempo después, pero la exposición de este hombre fue clara,
concisa e impecable.
Por suerte o desgracia no vivimos
en Alemania y nos lo muestran como espejo o mejor dicho, como reflejo
distorsionado (para bien) en el que mirarnos, vivimos donde vivimos y con las
políticas que tenemos y con ello debemos tratar de avanzar, sin ayudas, sin
apoyos, sin financiación y con trabas y zancadillas, con picaresca y con unos
gobernantes que legislan contra las líneas marcadas por la Unión Europea y, en
ese marco habrá que ir analizando los nuevos marcos normativos y legislativos y
tratar de sacar lo mejor de ellos y obtener la mayor eficiencia de nuestros
edificios.
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