Compartimos el siguiente enlace publicado hoy
FUENTE: elmundo.es
Dato que podrán corroborar todos
aquellos clientes a los que les hemos certificado inmuebles en este año y medio
desde la entrada en vigor del RD 235/2014, en la fotografía de la noticia se muestra
la entrega de un certificado energético de tres páginas… nada que ver con las 8
mínimas si se aportan medidas de mejora y nada que ver con el documento de casi
30 páginas que entregamos a cada cliente sobre su vivienda con certificado e
informe de parámetros.
Llega final de año y la noticia
viene a ser un gran resumen del estado actual de la certificación energética,
un auténtico desastre, eso sí, pocos son los casos sancionados, en Madrid 21 de
los cuales 16 son firmes y como se indica, en el “mejor” de los casos la
sanción ha sido de 601 € por alquilar sin el certificado / etiqueta energética,
de ahí hasta los 6.000 €.
Son pocos casos la verdad, para
la falta de profesionalidad, picaresca y mercadeo que hay en este asunto, de
hecho por diferentes motivos han caído en nuestras manos certificados que no
hay por dónde cogerlos, ya veremos qué hacer con ellos, algunos son
indignantes.
Estamos deseando ver la Orden que
tiene prevista la Dirección General de Industria, Energía y Minas de la Comunidad
de Madrid para obligar a la visita de los técnicos certificadores a la hora de
tomar datos, desde luego que en nuestro caso estamos bien tranquilos, tenemos
nuestro “propio procedimiento” para poder demostrar las visitas.
Es interesante que el artículo
arranque en el primer párrafo con la frase “documento que el propietario debe
mostrar al potencial inquilino o comprador de la vivienda o local antes de la
formalización del contrato” a ver si de una vez entra en la cabeza de
propietarios y agencias inmobiliarias que el certificado debe estar listo desde
el mismo momento que se toma la decisión de poner en venta o alquiler el
inmueble y o a la firma de escrituras o contrato, o mejor dicho, LA ETIQUETA
ENERGÉTICA LEGALMENTE ESTABLECIDA en sus dos posibles variantes y no toda la
panoplia de modelos propios de cada inmobiliaria o portal web, la inmensa
mayoría falsos, sin certificado real tras un dato “para dar el pego” o la más
que sobada “certificación en trámite”.
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